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Teletrabajo rima con vivienda evolutiva

 

La crisis sanitaria y los meses de confinamiento han repercutido mucho más de lo imaginado en nuestras vidas, no solo a nivel económico y sanitario, sino también a nivel social e incluso arquitectural. Durante estos meses aislados en casa, nos hemos tenido que enfrentar a una convivencia continua con la familia. Las casas se han convertido en colegios, oficinas y lugares de ocio, muchas veces en espacios muy reducidos. 


Aunque ya hemos hablado en otro artículo de cómo adaptar nuestra vivienda al teletrabajo de manera fácil, y sin necesidad de pasar por un arquitecto, hay que reconocer que el concepto de espacio vital y de vivienda han evolucionado tras estos tres meses de confinamiento impuesto. De repente, nos hemos dado cuenta que quizás nuestra vivienda no es tan cómoda como pensábamos, y creemos que podríamos aprovechar el espacio de otra manera. 


Desde siempre hemos valorado las viviendas en m2, pero, ¿y si empezásemos a concebir el volumen como un atributo que puede jugar en nuestro favor?
Si comenzásemos a considerar el volumen o la altura cuando hacemos o compramos una casa, podríamos maximizar el espacio utilizando muebles habitables en diferentes alturas y con distintos relieves, que nos permitan aprovechar el espacio tanto a ras de suelo, como en las alturas. 


Así, en una misma estancia de cualquier piso situado en ciudad podrían crearse diferentes espacios, adaptados a cada miembro de la familia y a sus actividades. En una vivienda evolutiva, cada persona tiene su propio espacio adaptado. 


Los principios de arquitectura utilizados para distinguir los distintos ambientes son mucho más variados e imaginativos que un simple tabique de separación. Si se tiene en cuenta el volumen, adquiriremos nuevos ángulos de visión, y la relación que hay entre los elementos cambiará. 
Esta nueva perspectiva transforma nuestra percepción y nuestra relación con el entorno y las personas con las que convivimos. Por ejemplo, sentarse a leer en una posición alta en una esquina de la habitación no nos dará la misma sensación que hacerlo desde un sofá: desde el alto, dominamos el espacio y nos sentimos más resguardados e inaccesibles, sin perder una visión de la totalidad del espacio.


En una vivienda evolutiva, el espacio se adapta a los habitantes, y no al contrario, como ocurre en muchas viviendas hoy en día.


Viviendas modulares


Asimismo, se puede concebir la vivienda como un todo que puede evolucionar conforme nuestras necesidades vayan cambiando. Este es el principio de las viviendas modulares o las construidas a base de contenedores. A las ventajas típicas de una vivienda (comodidad, estabilidad y durabilidad), se suma el concepto de flexibilidad, tan preciado en los últimos tiempos. Además, la construcción de este tipo de viviendas es barata y permite ampliar o disminuir la superficie de la vivienda de manera fácil y sin costes elevados. 
En definitiva, las viviendas evolutivas en todas sus formas podrían ser la alternativa perfecta a las oficinas en espacios abiertos, ya que nos permitirían contar con la flexibilidad que la nueva normalidad requiere.


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